Frenazo al boom del cigarrillo electrónico
S. González - domingo, 11 de mayo de 2014
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En los últimos meses han cerrado casi un 20 por ciento de los puntos de venta existentes en Castilla y León • Actualmente, los 75 establecimientos generan en torno a 120 puestos de trabajo directos
Otra burbuja que se desinfla. El sector del cigarrillo electrónico ha
tenido un crecimiento exponencial en los últimos años, tanto en el
número de establecimientos abiertos como en sus ventas y en el empleo
generado. Sin embargo, este boom parece que ha tocado techo y en los
tres últimos meses han cerrado cerca de un 20 por ciento los puntos de
venta existentes en Castilla y León.
«El sector se está cribando solo», dice Manuel Muñoz, presidente de la
Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (Ance), como explicación a
la pérdida de una quincena de establecimientos en la Comunidad, que han
pasado de 90 a finales del pasado mes de febrero a unos 75 en mayo.
Muñoz achaca este descenso a un ajuste del propio sector, en el que los
verdaderos profesionales mantienen sus negocios, mientras abandonan
aquellos inversores que llegaron para especular y «hacer dinero
fácilmente».
«Esta situación que surgió hace año y medio era incontrolable
realmente», asegura el presidente del colectivo que representa a un 60
por ciento del sector, quien manifiesta que «no tiene sentido que en una
sola calle de Valencia haya ocho puntos de venta de cigarrillo
electrónico». Algunos inversores han creído que este sector era «la
gallina de los huevos de oro y querían especular», por ello cuando han
visto que este negocio «requiere una trayectoria» han abandonado.
No obstante, Muñoz anuncia más cierres en los próximos meses, fruto
también del código de autorregulación que está negociando la asociación
con el Gobierno y que se pretende poner en marcha después del verano.
Responsables de Ance han mantenido ya reuniones con los ministerios de
Hacienda y Sanidad para fijar las condiciones necesarias para la
comercialización del cigarrillo electrónico. «Se trata de ofrecer
garantías al consumidor a través de una ley y de la asociación
sectorial», afirma el responsable.
Regulación. Actualmente, el marco regulador lo
establece una directiva europea, que será desarrollada por la normativa
estatal y, por lo tanto, «será complicado que las comunidades puedan
marcar nuevas restricciones».
Muñoz explica que su postura negociadora es «de sentido común», por
ello están completamente de acuerdo en la prohibición de vapear en
colegios y centros sanitarios. No obstante, a pesar de que apoyaron la
norma en su conjunto y lo aceptan, les parece arbitrario que no se pueda
usar el cigarrillo electrónico en el transporte público o en las
administraciones públicas. «El Gobierno ha ido más allá de lo que dice
la normativa europea para tranquilizar al sector y a una parte de la
sociedad que se le estaba echando encima», afirma.
Facturación y empleo. Un informe de la Asociación
Nacional del Cigarrillo Electrónico establece una evolución muy
favorable del segmento del e-cigarrillo durante los últimos tres años,
calculando unas ventas anuales cercanas a los 25 millones de euros a
nivel nacional.
En Castilla y León, la cifra de negocio calculada se mueven en torno a los 700.000 euros.
Toda esta actividad económica lleva a una importante generación de
empleo. «Dada la situación del país, este sector ha contibuido mucho con
el autoempleo», dice Muñoz. El presidente del colectivo habla de unos
120 puestos de trabajo directos en los 75 puntos de venta, a lo que hay
que añadir los indirectos, con lo que la cifra se acercaría a los 200
empleados.
A partir de ahora, Manuel Muñoz considera que la regulación y
estabilización del sector puede llevar a una profesionalización que
ayudará a ajustar y adaptar la demanda a la oferta real, lo cual podría
elevar tanto el empleo como los establecimientos dedicados al cigarrillo
electrónico.
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