Los efectos del cigarrillo electrónico son desconocidos a largo plazo
Los e-cigarrillos contienen sustancias idénticas a las que lleva el cigarrillo convencional
Las partículas que emite, que no es vapor inocuo, pueden alcanzar las vías aéreas de las personas no consumidoras de cigarrillos electrónicos
Las partículas que emite, que no es vapor inocuo, pueden alcanzar las vías aéreas de las personas no consumidoras de cigarrillos electrónicos
Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
Cada vez hay más personas que usan el cigarrillo
electrónico como método sustitutorio del tabaco, pero los profesionales
sanitarios no lo recomiendan ni lo aprueban ante la falta de pruebas y
evidencia científica que demuestren que son eficaces y seguros a largo
plazo. También debe tenerse en cuenta que el e-cigarrillo contiene
sustancias idénticas a las que lleva el cigarrillo convencional, algunas
de las cuales son carcinogenéticas.
Los estudios han
revelado que los cigarrillos electrónicos pueden causar cambios en los
pulmones a corto plazo que son muy parecidos a los cambios causados por
los cigarrillos normales. Los efectos a nivel respiratorio se pueden
observar en un reciente estudio, donde se evaluió el impacto del uso de
estos dispostivos en la función pulmonar. En los resultados se concluyó
que los consumidores de los cigarrillos electrónicos padecían de un
incremento de la resistencia bronquial. Además, se sabe que algunas de
las sustancias presentes en el vapor de los cigarrillos electrónicos
pueden causar inflamación bronquial en adultos y criss de asma en niños.
El cigarrillo electrónico contiene diversas sustancias químicas que son
vaporizadas y llegan directamente a los pulmones. Por un lado hay que
considerar los ingredientes que contiene el líquido del dispositivo y,
por otro lado, las sustancias que se producen a consecuencia de su
calentamiento y aparecen en el vapor. Se sabe que en el vapor se
detectan partículas de metales pesados como plomo, cromo y níquel que
son cancerígenas. Incluso se ha demostrado que la concentración de las
partículas de níquel es superior a la que se detecta en el humo liberado
por los cigarrillos convencionales. Además, también se sabe que son de
diámetro muy escaso y que, por eso, pueden alcanzar las vías aéreas de
las personas no consumidoras de cigarrillos electrónicos,
conviertiéndolas en un nuevo tipo de fumador pasivo.
Aunque los e-cigarrillos contaminan el aire menos que los
convencionales, también lo hacen porque no emiten vapor de agua inocuo.
Las personas que están pasivamente expuestas a los aerosoles de los
cigarrillos electrónicos inhalan y absorben la nicotina u otros
ingredientes y pueden mostrar niveles comparables a los fumadores
pasivos convencionales. Por este motivo, permitir su uso en bares o
espacios de ocio es para los responsables del Área de tabaquismo de
SEPAR un retroceso en los avances alcanzados con la actual Ley del
Tabaco que impide fumar en estos lugares. Normalizar el e-cigarrillo
puede echar por tierra la importante labor de sensibilización y
concienciación sobre los efectos nocivos del tabaco realizado hasta el
momento, y muy especialmente entre los jóvenes, que están adoptando el
uso cigarrillo electrónico con normalidad y rapidez sin conciencia de
sus efectos.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) advertía de la dificultad en la regulación de los e-cigarrillos ya
que se pueden quedar fuera del ámbito de los regímenes reguladores
internos de los productos del tabaco. Sin embargo, su creciente
popularidad y el hecho de que se comercializan como alternativas a fumar
cigarrillos, indican la necesidad de regularlos y establecer programas
adecuados de educación e información para limitar su uso. Por eso, la
OMS recomienda que los e-cigarrillos sean regulados como medicamentos
siempre que tengan nicotina.
Existe una evidencia de
la cada vez mayor popularidad del consumo de los cigarrillos
electrónicos. El mercado de los dispositivos de última moda no para de
crecer y hoy se comercializan con el mismo fervor que lo hacían los
cigarrillos convencionales en los años 1950 y 1960 y cuyas consecuencias
ahora lamentamos.
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